¿Vale la pena estudiar medicina en Chile? Costos, duración y retorno de inversión

Vale la pena estudiar medicina en Chile

Estudiar medicina en Chile no es una decisión que se tome a la ligera. Implica una carga académica exigente, un compromiso a largo plazo y, sobre todo, una inversión económica importante. Sin embargo, para quienes sienten un llamado genuino hacia esta profesión, puede representar una de las carreras más gratificantes, tanto en lo humano como en lo económico.

Índice

Costos reales de estudiar medicina en Chile

La medicina está entre las carreras más caras del sistema universitario chileno. El costo total de los estudios puede superar los 70 millones de pesos chilenos, sin contar la especialización. Solo el arancel anual en universidades tradicionales y privadas de prestigio oscila entre los 6,7 y los 11 millones de pesos. A esto se suma la matrícula, que puede llegar a más de un millón al año, junto con gastos adicionales que a menudo se pasan por alto: libros especializados, instrumental médico, uniformes clínicos, traslados, alimentación y alojamiento si el estudiante estudia lejos de su ciudad de origen.

A modo de referencia, algunas universidades privadas cobran más de 10 millones anuales solo en arancel. Instituciones públicas también superan los 9 millones. Aunque hay diferencias de precios según la región y el tipo de universidad, la diferencia no suele ser tan amplia como se espera.

ConceptoRango estimado anual
Arancel$6.700.000 – $11.180.000 CLP
Matrícula$150.000 – $1.118.000 CLP
Libros y materiales$300.000 – $700.000 CLP
Equipamiento médico$200.000 – $400.000 CLP
Total aproximado por año$7.350.000 – $13.400.000 CLP

En promedio, el gasto total en una carrera de medicina de 7 años puede situarse entre los 51 millones y los 93 millones de pesos, dependiendo del lugar de estudio y del estilo de vida del estudiante.

Duración de la carrera y exigencias

El plan de estudios de medicina en Chile tiene una duración formal de 7 años. Los primeros cuatro o cinco años corresponden a formación académica intensiva, mientras que los dos últimos años se enfocan en el internado clínico y la práctica profesional, donde el alumno rota por hospitales y centros de salud públicos y privados.

Algunas universidades privadas ofrecen planes de estudio de seis años, aunque es común que los estudiantes se extiendan más allá del tiempo teórico por la exigencia académica o por tomarse un año sabático antes del internado.

Después del título de médico cirujano, quienes desean especializarse deben postular a programas de especialidad médica, los cuales pueden durar entre tres y seis años adicionales y, en muchos casos, no están financiados, por lo que vuelven a representar un gasto considerable.

Formas de financiar la carrera

Para muchos estudiantes, acceder a una carrera con estos costos no sería posible sin algún tipo de apoyo económico. Existen diversas formas de financiar estudios de medicina en Chile:

  • Gratuidad: disponible para estudiantes que cumplan con requisitos socioeconómicos y académicos en instituciones adscritas al sistema.
  • Crédito con Aval del Estado (CAE): permite cubrir aranceles y se comienza a pagar luego de egresar.
  • Becas del Ministerio de Educación: como la Juan Gómez Millas, la Bicentenario y la de Excelencia Académica, pueden cubrir desde parte hasta la totalidad del arancel.
  • Becas internas de las universidades: algunas ofrecen beneficios económicos a estudiantes con buen rendimiento o situación económica vulnerable.

En ciertas universidades, los estudiantes de medicina pueden también acceder a programas de ayuda financiera adicionales, como fondos de emergencia, convenios de práctica en zonas rurales o acceso preferencial a trabajos clínicos remunerados durante el internado.

Retorno económico y laboral de la inversión

Pese a los altos costos, medicina es una de las profesiones con mejor retorno de inversión en el país. El mercado laboral para médicos en Chile es activo, y la demanda de especialistas en salud sigue siendo alta, especialmente en regiones fuera de Santiago y en el sistema público.

Un médico general recién egresado puede iniciar su carrera con un sueldo promedio mensual que va desde 1,5 millones hasta 2,5 millones de pesos, dependiendo del lugar de trabajo. Quienes ejercen en el sistema público bajo la Ley Médica pueden alcanzar rentas aún mayores, especialmente si realizan turnos y horas extras.

En el caso de los médicos especialistas, el ingreso mensual puede superar los 4 millones de pesos. Algunas especialidades, como anestesiología, dermatología, ginecología, cirugía y radiología, están entre las mejor remuneradas.

Aunque los sueldos pueden variar significativamente entre el sector público y privado, y según la zona geográfica, un profesional puede recuperar la inversión realizada en la carrera en un período razonable. Estimando ingresos promedio de 2 millones mensuales, el retorno podría concretarse en 5 a 7 años.

¿Y qué hay del factor vocacional?

Es cierto que medicina ofrece un alto nivel de ingresos, pero no es una carrera que se recomiende elegir solo por razones económicas. La presión académica, la carga emocional y las jornadas laborales extensas requieren un nivel de compromiso muy profundo. Es habitual que los estudiantes enfrenten episodios de estrés severo, fatiga crónica e incluso desmotivación durante la carrera.

La satisfacción profesional muchas veces no depende del ingreso, sino de sentir que el trabajo tiene un impacto real en la vida de las personas. Eso no puede medirse en cifras. Las personas que estudian medicina solo por la rentabilidad corren el riesgo de abandonar en los primeros años o sufrir un desgaste profesional precoz.

Testimonios y percepciones reales

Muchos estudiantes y médicos jóvenes coinciden en que la clave para sobrellevar la carrera está en mantener un propósito claro. Algunos egresados afirman que el esfuerzo económico y emocional valió la pena, pero siempre lo atribuyen a su vocación y no a los ingresos futuros.

Hay quienes eligen estudiar en regiones para abaratar costos y tener más contacto con comunidades vulnerables, lo que también forma parte de un enfoque social muy valorado dentro del rubro. Otros prefieren universidades con hospitales propios, lo que mejora la práctica clínica temprana.

¿Tiene sentido estudiar medicina en 2025?

La respuesta no es igual para todos. Quienes cuentan con apoyo familiar, acceso a becas o posibilidades reales de asumir un crédito pueden ver en medicina una carrera viable y rentable. Para otros, los costos pueden resultar insostenibles, especialmente si se considera que hay alternativas en el área de la salud con menor duración y menor costo, como enfermería, tecnología médica o kinesiología, que también tienen buena empleabilidad.

Estudiar medicina tiene sentido si hay una combinación de vocación, disciplina y realismo financiero. No basta con querer ayudar a otros: también se necesita capacidad para soportar largos años de formación, presión académica y una vida profesional exigente.

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